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miércoles, 20 de diciembre de 2017

SANTO DOMINGO DE SILOS, DEFENSOR DE LA JUSTICIA, 20 DICIEMBRE


Hoy 20 diciembre se celebra a santo Domingo de Silos, un gran abad defensor de la justicia




 (ACI).- “El evangelio me lo ha dicho, y a él debo creer – que sólo al que al infierno puede echar el ama, a ese debo temer", le dijo un día Santo Domingo de Silos a un rey que abusaba de su poder. Su fiesta se celebra cada 20 de diciembre. Conozca el por qué muchas madres se encomiendan a él para tener un buen parto.

Domingo de Silos es el primero de varios santos con este nombre, el cual significa “consagrado a Dios”. Nació en la villa de Cañas, entonces reino de Navarra y hoy actual España, por el año 1000. Fue hijo de agricultores y ayudante del párroco del pueblo. Fue ordenado sacerdote a los 26 años, algo considerado muy temprano en aquella época.

Después de una experiencia eremítica, ingresó al monasterio benedictino de San Milán de la Cogolla. Más adelante fue nombrado prior de Santa María de Cañas, donde demostró su habilidad administrativa que hizo prosperar el priorato. Luego lo nombraron prior mayor del monasterio.


Cierta ocasión el rey se presentó en el monasterio buscando abastecerse de sus bienes. Domingo le dijo: "Puedes matar el cuerpo y a la carne hacer sufrir. Pero sobre el alma no tienes ningún poder”. El rey enfurecido logró que el abad lo desterrara al priorato de San Cristóbal o también llamado Tres Celdas.

Posteriormente, el santo va Castilla donde el rey Fernando le ofreció protección y se instaló en una ermita perteneciente al monasterio de San Millán. El rey propuso a Domingo como abad del monasterio de San Sebastián de Silos, que se encontraba en gran declive. La prosperidad empezó a llegar a esa obra por la vida fervorosa que se llevaba en la comunidad y las actividades culturales y artesanas que se realizaban. El monasterio de Silos llegó a ser uno de los más famosos de España.

Santo Domingo logró la liberación de cristianos prisioneros y esclavos de los musulmanes. Sus oraciones a Dios lograban que muchos se curaran. Era bien conocido por ayudar a los necesitados, pero no se dejaba engañar.


Una noche, los ladrones quisieron robarse la cosecha del monasterio. El Santo los dejó trabajar sin hacer nada y cuando ya tenían todo recogido en costales, mandó a los monges con garrotes a decirles que les agradecían por haberlos reemplazado en recoger la cosecha y que se podían ir. A los ladrones, para que no se fueran tristes, les envió como pago de su trabajo un buen desayuno.

Profetizó la fecha de su muerte y un 20 de diciembre de 1073 partió a la Casa del Padre. 96 años después de fallecido se apareció en sueños a la mamá de Santo Domingo de Guzmán para anunciarle que tendría un hijo que sería un gran apóstol. Es por ello que al niño le pusieron de nombre Domingo y por las que muchas embarazadas se encomiendan a Santo Domingo de Silos por un buen parto.

domingo, 20 de diciembre de 2015

SANTO DOMINGO DE SILO, ABAD, 20 DE DICIEMBRE


Domingo de Silos, Santo
Abad, 20 Diciembre 

Fuente: Archidiócesis de Madrid



Abad
Su vida la escribió con devoción precisa un monje contemporáneo llamado Grimaldo, que además fue religioso de su casa. Lo que se describe en latín decadente de última hora fue luego puesto en el balbuciente romance de lengua castellana por Gonzalo de Berceo ya en el siglo XIII.

Nace alboreando el siglo XI en Cañas, cerca de Nájera, en el reino de Navarra; no se sabe si de cuna noble o del pueblo llano, ni si rico o pobre. Sí se le conoce pastoreando cuando niño y dado a compartir comida y leche de oveja con los viandantes. Es apacible de carácter y muestra cierta inclinación al estudio; quizá por eso sus padres le orientan hacia la clerecía que es, en su tiempo, un modo de conseguir honores y riquezas, casi tanto como las armas, aunque él piensa más en su santificación y en la gloria de Dios que en los triunfos humanos.

El obispo lo ordena sacerdote. Pero Domingo Manso llega a sentirse indigno y nota pavor porque es duro y muy difícil vivir en solitario tan sublime ministerio. Después de año y medio se retira. Ya no hay eremitas; la quintaesencia se busca en los monasterios. Entra en el antiguo y observante cenobio de San Millán de la Cogolla, tomando el hábito negro de San Benito. Recibe y da ejemplo.


Encargado del priorato de Santa María, lo rehace.

Los monjes de San Millán vuelven los ojos a él y le piden sea su prior. Pasa de "pastorcillo" a "pastor". Y mientras cumple este encargo, el rey don García de Navarra, duro de carácter y tenaz, conocido como "el de Nájera", le pide los tesoros del cenobio; pero da con un compatriota que también lleva en la sangre lo que dan la tierra y la época en cuanto se refiere a tozudez y firmeza. Pone cara al rey y defiende lo que es patrimonio de su casa y de su iglesia. Esta actitud le valió el destierro voluntario a las tierras de Castilla donde reina el hermano de don García.

El bondadoso rey Fernando, le encomienda poner en pie el monasterio —por entonces en ruinas— de San Sebastián de Silos que fundó o restauró Fernán González en el 909 y que sobrevive casi deshabitado. Fue una obra gigantesca que en España ayuda a la configuración de la gran Castilla en cuanto llega a convertirse en un foco civilizador en el lugar por donde poco antes andaban los sarracenos. Llegan más y más gentes al calor del monasterio. Entre el ruido de los martillos de canteros, las sierras de carpinteros, los cinceles de los escultores, los cencerros de las vacas y las esquilas de las mulas, también suenan las campanas que llaman a Vísperas, a Misa y a los rezos. Con ello, se escucha la alabanza de los monjes que va aprendiendo el pueblo. Las tierras son bien labradas y hay horno de pan dispuesto. Ovejas y bueyes pastan por los amplios campos llanos. Se va haciendo arte al terminar las obras con esmero. Y el estudio de los monjes requiere libros que se guardan como tesoro sin precio.

Murió el santo abad —"Abad de santa vida, de bondad acabado", según escribe su cantor— que supo vivir de oración y penitencia el 20 de diciembre del año 1073 dejándole al monasterio de Silos su nombre como título.

sábado, 20 de diciembre de 2014

SANTO DOMINGO DE SILOS, ABAD, 20 DE DICIEMBRE



Domingo de Silos, Santo
Abad, 20 Diciembre 


Fuente: Archidiócesis de Madrid



Abad
Su vida la escribió con devoción precisa un monje contemporáneo llamado Grimaldo, que además fue religioso de su casa. Lo que se describe en latín decadente de última hora fue luego puesto en el balbuciente romance de lengua castellana por Gonzalo de Berceo ya en el siglo XIII.

Nace alboreando el siglo XI en Cañas, cerca de Nájera, en el reino de Navarra; no se sabe si de cuna noble o del pueblo llano, ni si rico o pobre. Sí se le conoce pastoreando cuando niño y dado a compartir comida y leche de oveja con los viandantes. Es apacible de carácter y muestra cierta inclinación al estudio; quizá por eso sus padres le orientan hacia la clerecía que es, en su tiempo, un modo de conseguir honores y riquezas, casi tanto como las armas, aunque él piensa más en su santificación y en la gloria de Dios que en los triunfos humanos.

El obispo lo ordena sacerdote. Pero Domingo Manso llega a sentirse indigno y nota pavor porque es duro y muy difícil vivir en solitario tan sublime ministerio. Después de año y medio se retira. Ya no hay eremitas; la quintaesencia se busca en los monasterios. Entra en el antiguo y observante cenobio de San Millán de la Cogolla, tomando el hábito negro de San Benito. Recibe y da ejemplo.


Encargado del priorato de Santa María, lo rehace.

Los monjes de San Millán vuelven los ojos a él y le piden sea su prior. Pasa de "pastorcillo" a "pastor". Y mientras cumple este encargo, el rey don García de Navarra, duro de carácter y tenaz, conocido como "el de Nájera", le pide los tesoros del cenobio; pero da con un compatriota que también lleva en la sangre lo que dan la tierra y la época en cuanto se refiere a tozudez y firmeza. Pone cara al rey y defiende lo que es patrimonio de su casa y de su iglesia. Esta actitud le valió el destierro voluntario a las tierras de Castilla donde reina el hermano de don García.

El bondadoso rey Fernando, le encomienda poner en pie el monasterio —por entonces en ruinas— de San Sebastián de Silos que fundó o restauró Fernán González en el 909 y que sobrevive casi deshabitado. Fue una obra gigantesca que en España ayuda a la configuración de la gran Castilla en cuanto llega a convertirse en un foco civilizador en el lugar por donde poco antes andaban los sarracenos. Llegan más y más gentes al calor del monasterio. Entre el ruido de los martillos de canteros, las sierras de carpinteros, los cinceles de los escultores, los cencerros de las vacas y las esquilas de las mulas, también suenan las campanas que llaman a Vísperas, a Misa y a los rezos. Con ello, se escucha la alabanza de los monjes que va aprendiendo el pueblo. Las tierras son bien labradas y hay horno de pan dispuesto. Ovejas y bueyes pastan por los amplios campos llanos. Se va haciendo arte al terminar las obras con esmero. Y el estudio de los monjes requiere libros que se guardan como tesoro sin precio.

Murió el santo abad —"Abad de santa vida, de bondad acabado", según escribe su cantor— que supo vivir de oración y penitencia el 20 de diciembre del año 1073 dejándole al monasterio de Silos su nombre como título.
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